El fantasma de la navidad está cada vez más cerca, y para algunos esto significa algo así como una especie de compromiso universal con el prójimo, pero sin embargo, para otros es solo un día más hecho para gastar plata a dos manos.
Pareciera en realidad que al fantasma de la navidad lo atraparon en alguna lámpara tal cual genio, o lo agarraron los caza fantasmas porque cada vez se nota menos.
Todo arranca más o menos para el 8 de diciembre cuando tenemos que armar el arbolito. Es cuando buscamos desesperados entre las miles de boludeces que hemos guardado, porque no sirven más que para una ocasión, el vendito pinito verde, aunque ahora viene en colores también, y los adornos correspondientes.
Para los que siguen la tradición está bueno eso porque te sirve para encontrar cosas que habías perdido y para darte cuenta además de la cantidad de otras cosas sin sentido que guardas sin un aparente motivo lógico, motivo que seguramente en el momento en el cual decidiste conservarlo era importante, pero un año después ya no tiene sentido.
Una vez que dimos con él, nos damos cuenta que por alguna razón inexplicable los adornos están rotos y encima las luces no andan. Inmediatamente tenés que ponerte a hacer un calculo matemático de la inflación histórica para darte saber cuanto podés llegar a gastar ahora. Si hace dos años las luces estaban 7.99, el año pasado 12.99, este año deberán estar… $15. Pero la lógica falla, además hay que tener en cuenta el avance de la tecnología y que las lucecitas de antes no son las de ahora o sea que cuando vas y preguntás te salen 20 mangos.
Agregale los adornos, las boas, las pelotitas y otras boludeces para que tu arbolito quede lindo, siempre y cuando se pueda volver a usarlo ya que a veces el pobre se ha tenido que aguantar ataques de gatos, perros o hermanitos traviesos.
Arbolito armado primera parte de la tradición hecha. Se viene noche buena, hay que salir a los pedos a comprar para comer y para tomar; sobre todo esto último.
Que el turrón, la sidra, los confites, el budín, el asado, las empanadas, las pizzas y la mesa larga para toooodos nuestros familiares que durante el resto del año no te llaman ni para saber si tenés monedas para cambiar, pero siempre están para esas fechas.
Ya esta todo. La familia sentada en la mesa, morfando y chupando como chanchos y sacándole el cuero a aquellos que no están. Se hacen las 12 FELIZ NAVIDAD!!!, haces ruido con un par de ojotas porque no te alcanzó la guita para comprar cohetes entre todo lo que gastaste y empiezan a caer los vecinos, si el mismo vecino que la semana pasada te re cago a pedos porque dejaste la basura en su vereda y rompieron la bolsa los perros por lo cual ye hizo una denuncia, pero como es navidad… no podes decirle que no.
Te pide disculpas, te saluda, chupa come y se va para la casa, con un “hasta mañana vecino que la pase lindo”.
Parte de tu familia tomó de más, y ya se empiezan a acordar de rencores pasados. “Porque vos esto porque vos aquello” y así llegan las 4 am todos a las piñas. Se ofenden y se van sin siquiera decirte “gracias por la comida”o “muy lindo tu arbolito”.
Se escucha un “Che tenemos que juntarnos más seguido no?” y un coro de “SI SI DALE AVISEN NOMAS”…cosa que vos sabes que no va a pasar hasta la otra navidad.
Los tiempos cambian. De eso no hay duda, pero hay cosas que nunca cambian aunque el mundo se detenga.
Quizás el espíritu navideño ya no se el de antes, cuando uno salía a saludar casa por casa a todos los que encontraba en el camino y brindaba y reía muy alegremente.
Ahora vos pasas por la casa de alguien y cuando no ves las luces apagada a la 1 de la mañana como muy tarde, los ves a todos sentados mirándose con cara de culo. “Feliz navidad vecino… no me abre?” y del otro lado “Quién sos, qué querés? tomatelas o llamo a la policía”…
Si si, las cosas cambian, y quizás al fantasma de la navidad lo hayan cambiado también, quizás no se un fantasma sino simplemente un recuerdo… “Ma’ si, que navidad ni que ocho cuartos, navidad las pelotas dijo mi viejo.”
Por cierto, feliz navidad para todos.
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